En Munich nos acogió nuestra amiga Kathi y, a pesar de que ella tenía clases, nos dedicó todo el tiempo posible y nos trató como en un hotel de cinco estrellas. Munich es una ciudad muy bonita y acogedora, parece todo lo contrario a una gran ciudad porque no tiene edificios altos, no hay casi tráfico en el centro y todo el mundo esta por la calle. La pega es que quizás sea un poco cara si vas desde España, aunque para mi era super barata después de estar viviendo aquí en Noruega.
Este es el ayuntamiento de Munich (de noche y de día), si no me lo dicen no me lo creo.
Este es un parque gigante que hay muy cerquita del centro.
Estas son mis chicas cuando salimos el jueves de fiesta. De izquierda a derecha Anna, Kathi (nuestra anfitriona), Esther (mi compi de viaje), un pringao que pasaba por ahí y Anna (muchas Annas en Munich).
Y disfrutando la gastronomía local.
La pena es que no hay muchas fotos porque nos quedamos sin pilas. Aquí hay solo una muestra: el teatro, la torre de la televisión, la iglesia destruida en la II Guerra Mundial y el monumento al holocausto.
Y disfrutando la gastronomía local.
En Berlin estuve visitando a mi amigo Chema que hacía algunos meses que no lo veía y también se portó muy bien con nosotros (tienes un piso y unos compañeros muy chulos). La ciudad es impresionante, llena de detalles que no te dejan indiferente. Hicimos un tour con guía y recorrimos de su mano unos 150 años de historia paseando por el centro. Altamente recomendable y educativo.
La pena es que no hay muchas fotos porque nos quedamos sin pilas. Aquí hay solo una muestra: el teatro, la torre de la televisión, la iglesia destruida en la II Guerra Mundial y el monumento al holocausto.
Y para terminar, una foto de Chemita (de archivo).
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