Hasta luego, Tromso

Hoy es el penúltimo día en Noruega antes de las vacaciones de Navidad. Ha sido bastante normal y por eso voy a relatarlo, para que sepáis a grandes rasgos como vivo aquí.

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Beep beep, la alarma del móvil. 8:00 de la mañana. 10 minutitos más... Beep beep 8:20, hora de levantarse. -Uff, que ganas de quedarse en la cama- pienso. Salgo de la cama y me acerco a la ventana, todo esta oscuro. Esto es lo que veo.

Desayuno y me visto corriendo. Hoy tengo presentación del trabajo de laboratorio. Salgo de casa a las 8:50. Fuera esta todo helado y el cielo empieza a azulear, pero todo esta bastante oscuro. Cojo el bus de las 8:55 y a las 9:15 ya estoy en el laboratorio junto con mis compañeros de clase. Aparece el profesor y hacemos las presentaciones del trabajo, una aplicación para la gestión de la medicación de un paciente por parte del doctor. Mis compañeros de grupo no han escrito ni una sola línea de código, han estado mareando hasta que yo he terminado todo el trabajo, así que me toca a mi hacer la demo. El profesor queda satisfecho, a pesar de tener una interfaz bastante cutre cumple tres cuartas partes de las especificaciones solicitadas. El otro grupo hace su presentación, su interfaz esta mucho más trabajada pero ante mi sorpresa y la del profesor, su aplicación no hace absolutamente nada, no tiene funcionalidad ninguna. Nuestro grupo gana la competición por la mejor implementación, el premio esta aún por determinar (probablemente sea una cena en un restaurante de la ciudad).

Salgo de la facultad pensando -Ojalá nunca sean mis compañeros de trabajo-. Me encuentro a Luis y Domingo, estudiantes Españoles de doctorado que están en mi misma oficina. Van a la lectura de una tesis doctoral y yo me sumo a ellos durante un rato. La tesis es bastante aburrida y tengo suficientes cosas que hacer como para irme a mitad.

Son las 11:30. Voy de camino a mi despacho y es el momento de mayor claridad del día. No hay sol pero en el sur, entre las montañas, se ve su resplandor. Es un paisaje bonito. Parece como si el paraíso estuviera justo detrás de esa montaña y yo estuviera en medio del inverno perpetuo. El hecho de que España esté en esa dirección refuerza la idea. -En dos días estaré allí. Que ganas tengo- me digo a mi mismo.


Estoy hasta las 17:30 en la oficina terminando trabajos de una asignatura. El café y un plato de espaguetis que me he traído de casa me ayudan en mi tarea.

A las 18:00 ya estoy en casa, como algo y me relajo un rato en el ordenador. En unas horas cenaré, a eso de las 21:00. Más tarde bajaré al centro, al bar de los Erasmus a despedirme de la gente que no vuelve en el segundo semestre. Supongo que a eso de las 00:30 ya estaré en casa. Quiero dormir esta noche ya que mañana no podré, el vuelo sale el sábado a las 6:30 y no quiero llegar a casa exhausto. No creo que me de tiempo a echar esto de menos en las cuatro semanas que voy a estar fuera.

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Para terminar una foto desde la biblioteca donde he estado estudiando un par de días de la semana pasada (a eso de las 12:30 de la mañana). Me gustan mucho estas vistas.